Humberto Carfí

 

Con El Corazon En Santiago

 

  Entre las cualidades culturales que caracterizan a los santiagueños se destaca el fenómeno, casi irrepetible en el resto del país, de los grupos familiares inclinados, en conjunto o individualmente, a la música. Hacer música en Santiago del Estero es un ejercicio constante, cotidiano y contagioso. En tiempos en los que, justamente la institución familiar es centro de numerosos y variopintos conflictos, a punto de gravedad tal que se cuestiona no solo sus formas tradicionales, sino su propia supervivencia, esta “sana costumbre” resulta un auténtico bálsamo.

 

Cuando años atrás los legendarios Hermanos Abalos visitaron al Papa, más allá de la esperada felicitación por una meritoria trayectoria artística, el pontífice resaltó el profundo significado espiritual y social que implicaba para la humanidad entera "la familia en la música". Pero claro, citamos a los Abalos, pero la feliz fórmula de vida se reitera desde varias generaciones: los Gómez Carrillo, los Carabajal, los Chazarreta, los Simón, los Carfí ... son las caras visibles de tantos hogares que aún conservan las cálidas reuniones de antaño y el milagro de la comunicación entre los múltiples sonidos emitidos por pianos, guitarras, bandoneones, violines, bombos y gargantas.

 

Humberto Carfí desmiente con su vivacidad permanente sus ochenta y pico.  El presunto sosiego de la edad no tiene espacio y menos tiempo.  Es una mezcla de sabio patriarca bíblico, flameando al viento su rala cabellera blanca y entusiasta adolescente asumido a cada tramo por la sorpresa y la pasión.

 

El encuentro en una confitería de la capital cordobesa, avenida Vélez Sársfield y boulevard lIlia en una templada tarde de enero. Nos sentamos con el espléndido teatro San Martín como marco estimulante y sensitivo para ceñir el ineludible tema de conversación: el arte. La sombra de un gomero amplifica la estrecha plazoleta y define un clima especial Pronto los ruidos intensos de los incesantes y vertiginosos vehículos y el menor de los caminantes pasan a segundo plano . Nos une un recuerdo común para romper el fuego: sus inicios junto a mi padre en el aprendizaje del violín tutelados por la mirada atento de un extraordinario maestro al que los santiagueños adeudamos un merecido homenaje: Pedro Cinquegrani.
              
 

 

LOS CARFI

El hogar de Salvador Carfí y María Revaneira se alegró con una prole exultante en vocaciones musicales . Epocas de abundantes familias numerosas, en las que sin dudas, el control de la natalidad era una total ficción. Cuando la extraño y tierna proyección de la custodia paternal se trasladaba a los hermanos mayores.  Cuando las guarderías se resolvían en el seno familiar. María Ester (arpista), Humberto y Víctor (violinistas), Héctor (pianista), Mario (percusionista), Elena (arpista) y Amílcar (violinista).  La excepción: 

 

Eduardo (ingeniero civil). Imaginemos por un momento, en rápido viaje al pasado, el aire gratificante de esas casonas saturadas de ritmos, nutridos mitad de ganas y un tanto de talentos, intrincándose entre los año - rados techos altos y los patios con aromas de azahares, vides y membrillos.

En Humberto la familia no es dato pasajero. Cada frase suya la evoca y reverencia. El recuerdo tiene perspectiva de presente y futuro proyectado en Anahí Carfí, hoy en Milán; Marta, la hija de Víctor que reside en Munich y la nueva generación alistando sus primeros escarceos en la Orquesta de Cámara de la Fundación Cultural Santiago del Estero, Luciano y Sebastián Medina Carfí (cuyas savias musicales se alimentan además por vía de Víctor "Pichón” Medina, padre de ambos, fallecido hace poco, arquitecto de profesión, excelente pianista de corazón) y Patricio Zarazaga Carfí

 

 

A CRECER

Nacido en Santiago del Estero en 1913, tras estudiar música con Carlos Messino y Cinquegrani ingresó por concurso al Real Conservatorio de Roma, estudiando con el maestro Remy Príncipe. También por concurso accedió a un cargo en la Orquesta Sinfónica del Augusteo de Roma y en 1935.se graduó en la capital italiano como profesor de violín . Pero en Europa, la tentación futbolística casi opaca al músico Dotado para ese deporte lo quisieron contratar para jugar en el club Lazio e incluso se entreveré en esas deportivas aventuras con un hijo de Benito Musolini. Desde Roma participó en transmisiones para América Latina emitidos por Radio Oceanía y en 1937 actuó en una di las primeras incursiones de la televisión italiano. Cuando estalla la Segunda Guerra Mundial se desempeñaba como profesor del Conservatorio romano de Santo Cecilia y no sin pasar por tensas peripecias (como tocar ante Hitier en una gira por Alemania y ser arrestado en Montevideo al regresar a la patria) Carfí optó por volver a su tierra.

 

Nuevamente en Argentina su carrera adquirió un brillo constante y creciente.  Miembro de la Orquesta del teatro Colón. Primer violín concertino de la Sinfónico Nacional más tarde de la Orquesta de Radio Nacional. Fundó el Conjunto de Cámara Mozart del que fue primer violín. Desarrolló una fecunda labor docente en la Universidad Nacional del Litoral, el Conservatorio de La Plata, el Manuel de Falla de Buenos Aires, la Universidad Nacional de Cuyo y dirigió el Conservatorio de Morán. En 1.975 fue director asociado y concertino de la Sinfónico de Porto Alegre, Brasil; las mismas funciones cumplió entre 1978 y 1988 en la Sinfónico de la Universidad Nacional de Cuyo y hasta 1990 fue director titular de la Sinfónica de Tucumán.

 

En la último década continuó impartiendo cátedra en violín, viola, violon-cello y contrabajo en la escuela que lleva su nombre en la ciudad de Córdoba y dirige la Orquesta de Cuerdas con más de cuarenta presentaciones en los principales centros cultura les de nuestro país y el Uruguay Sus mejores alumnos hoy son destacados instrumentistas con importantes cargos en orquestas de la talla de la Scala de Milán y las Sinfónicas de Ginebra y Toronto.

 

 

SUS IDEAS

 

Le cuesta ubicarse en el presente cuando caminó la nostalgia. Pronto recupera su vigor y dispara con el inesperado comentario de su satisfacción por los músicos rusos de ponderable nivel que han recalado en Bahía Blanca , emigrantes de la gran crisis económica del pos-comunismo y que han generado expectativas y respuestas cuyos frutos madurarán inexorablemente en los años venideros.

 

Para él la distancia y el consecuente aislamiento provinciano de las urbes fundamentales del arte, se combate con la formación y promoción de maestros idóneos, concepto este entendido en un sentido amplio, o sea, más que meros comunicadores de conocimientos, bien como guías y sustancialmente motivadores capaces de descubrir la llamo sagrada de los jóvenes y a la vez garantir su evolución.

 

Carfí requiere que el Estado y los particulares acentúen el apoyo a las manifestaciones de la música clásica. Se plantea la exigencia de defender la enseñanza musical y que ésta debe basarse en la excelencia. Hay que trazarse objetivos claros y respetar contra viento y marea la universalidad que contienen. Por otra porte, le preocupa especialmente la situación laboral del maestro de música. Entiende que se le paga mal y carece de incentivos, como si se tratara de ingenuos Portadores de un género menor, un simple complemento para añadir a las materias principales.

 

Liga profundamente la música a la educación y la capacitación y aspira a que se modifiquen esquemas arcaicos, anacrónicos e ineficaces, métodos de enseñanza aburridos que en el noventa por ciento de los casos deriva en desaliento y frustración. Enfatiza que la premisa de¡ que enseño debe ser "convertir en fácil lo difícil". La entrevista concluye. Quedamos en seguir la charla en Santiago (proyectos de por medio). Quizás, su asignatura pendiente. El lugar de sus afectos. No hay entonces un adiós, sí un hasta pronto