Algo de Historia

Por Sergio Morcos

Humberto Carfi y Sergio Morcos
Humberto Carfi y Sergio Morcos

 

Entonces yo les cuento algo. Como sabrán el maestro es de Santiago del Estero de 1913, o sea, ubíquense en esa época, era un pueblo con un inmigrante músico que se casó con una paisana y tuvo ocho hijos, casi todos músicos. Papá Carfi era trompetista y dirigía la banda del pueblo.


Humberto se inclinó por el violín y alguien que no fuera sachero le enseñó a tocar, aunque Humberto quería ser boxeador y abogado desde niño le tocó trabajar en el cine mudo, en esa época el cine tenía una orquesta que tocaba mientras se proyectaba la película, los domingos nuestro maestro aprendió a leer de una forma sorprendente a primera vista exigido por este trabajo. Papá Carfi le regaló a Humberto de diez años un par de guantes de boxeo que solo podía usar después de estudiar sus dos horas diarias, luego salía con un hermano mayo a buscar "cliente" para usar los guantes, así lo cantaba él en las clases. A los 17 años se embarca a Italia para estudiar seriamente el violín, recuerden que estamos hablando de los años treinta. Una vez en Italia se presentó al conservatorio Santa Cecilia, en la audición le preguntaron que iba a tocar, Humberto llevaba un alto de treinta obras en papel y les dijo - ¡Elijan!, con esto demostraba lo guapo que era, recuerden lo de los guantes, y los maestros eligieron y tocó. Como era puro talento  pero nada de técnica tocó y gusto, pero no ingresó, el maestro Príncipe lo mando donde una alumna adelantada para que le diera técnica y así presentarse otra vez en un año. A nuestro querido maestro el hecho de que una mujer le enseñara lo avergonzaba un poco, y como era guapo, él cuenta que se “curó” en dos meses y volvió a presentarse  e ingresó a la cátedra de Remy Príncipe.


En esos años se hacían campeonatos de fútbol universitarios, Humberto era un excelente jugador de fútbol, lo llamaban el “sudamericano”, inclusive llegó a jugar con los hijos de Mussolini en estos torneos.


Una vez, en medio del torneo tenía clase con su maestro y llegó sin estudiar, empezó a tocar y pifió, siguió tocando y volvió a pifiar, el maestro Principe lo paró, le puso lo


 

s libros bajo el brazo y lo echó de la clase, él cuenta que bastó una sola vez para no volver nunca más a presentarse a clase sin estudiar.
Hacía mucho frío en los inviernos, Humberto vivía en una pequeña habitación y aprendió a estudiar con el sobretodo puesto, esos sobretodos de lana pesadísimos. Contaba que aprendió que tocar con dificultades favorecía el estudio, al sacarse el sobretodo volaba, fue el principio que lo llevó a crear el P.E.L.M (pulgar en la mano) y el Sin Pulgar, de la toma adelantada y la toma atrasada, etc.

En ese mismo tiempo en que comenzaba sus estudios superiores el maestro Príncipe le pidió que ayudara a otro ingresante, ahí descubrió su vocación docente, y que mientras se aprende se puede enseñar, por eso como maestro siempre nos ponía a enseñar, él decía “Enseñando aprende uno a tocar”, y nos mandaba a ayudar a alguien, luego nos hacia presentar al alumno a ver qué había aprendido y nos corregía a nosotros según el caso. Por eso él contaba que llevaba (cuando tenía 72 años) 54 enseñando.

Muchos compañeros de esos años fueron a la segunda guerra mundial, eso lo afectó mucho y truncó su carrera internacional, estaba por presentarse a un concurso internacional con la Chacona de Bach y el concierto de Brahms y se suspendió por la guerra, mientras trabajaba en la orquesta del Augusteo de Roma con la que hizo una gira por toda Europa, cuenta que en un baile en Alemania sacó a bailar a una señorita que estaba sentada y que al pararse él le llegaba al pecho, por lo petiso, y que le tocó bailar igual. También se ponían a tocar en los bares para ganar unos pesos para ayudar a los compañeros que se fueron a la guerra.

Obviamente tuvo muchas novias en su época de estudiante, una de ellas tenía muy buenas conexiones con los medios de esa época y lo ayudó para que se presentara como solista en la primera transmisión de televisión que se hizo en Italia, también tocaba en la radio en Roma por onda corta y su madre lo escuchaba en Santiago del Estero, esos momentos eran muy emotivos para toda la familia. Al comienzo de la guerra, perder sus amigos, no poder hacer carrera, y el pedido de su madre de que regrese lo embarcó de vuelta, pero esta vez buscó trabajo en Buenos Aires.

Hay un hecho curioso, el cuál yo pregunté por qué nunca volvió a Italia, y él me contestó con mucho dolor que había prometido a Principe (su maestro) convertirse en un gran violinista y que por ponerse a enseñar de alguna forma lo había traicionado. Toda su generación incluido su maestro, esperaban de Humberto una estrella internacional como solista, pero fue más fuerte su amor a la docencia, él lo decía, nació para enseñar. 

Anécdota con el Maestro Carfi

De Gustavo Fabian

Para un curso que organicé en Concepción del Uruguay (E. Ríos) había invitado al Mtro Carfi para dictarlo.

 

Bajó del micro como a las 2 de la mañana y estábamos todos esperándolo. En lugar de ir a dormir quiso que vayamos a tomar un café y nos quedamos como hasta las cuatro. Al día siguiente a las 9 estabamos haciendo técinca. Paramos para comer a las 13 y a las 16 arrancamos de nuevo como hasta las 10 de la noche.

 

El Mtro Carfi andaba como por los 83 años y si no me equivoco con 2 infartos

 

A eso de las 22 se comenzó a agarrar el pecho y decir que se sentía mal. Llamamos una ambulancia y lo llevamos corriendo al hospital. Y ahí se desarrolló la siguiente escena:

El Mtro. acostado sobre una camilla. La camisa abierta con el pecho descubierto y una enfermera al lado de él.

 

Recuerdo que todo el tiempo decía: "No me puedo morir, no le puedo hacer esto a los chicos. Además "TODAVIA TENGO MUCHO QUE ESTUDIAR, tengo muchas escalas que hacer". La enfermera lo miraba y nos miraba a nosotros. No entendía nada.

Al final el médico dijo que estaba estresado solamente.

 

Jamás voy a olvidar esta escena. Para mí y para los que estábamos ahí fue un ejemplo que nos marcó toda la vida. Es algo que quisiera que todos conozcan, mis alumnos, mis hijos y aquellos aunque no estudien música. Porque el Mtro. Carfi siempre fue un ejemplo. Casa a la cual el Mtro. entraba, cambiaba la vida de los que lo conocían.

 

Un pensamiento que siempre repito en clases (porque no toco como Norberto, pero casi hablo tanto como él en clase) es éste que nos enseñó Carfi y que todo el mundo tendría que conocer:

"La vida de un ser humano se asienta sobre tres pilares: los padres, el maestro y el médico"

Por supuesto que él después desarrollaba éste pensamiento, pero yo no lo voy a hacer. Lo haría con mucha torpeza.

 

En estos tiempos que no hay ejemplos a seguir, se extraña mucho la presencia del Mtro. Carfi. Lástima que nadie lo homenajee ni sea tan conocido como otras personas que ni vale la pena nombrar.

Pregunten a cualquier chico quién es su ejemplo a seguir, a ver que responden.

 

Y me despido con este homenaje al Mtro. Carfi y ya que estoy a otra persona que fue un ejemplo para mí, de trabajo, sacrificio, honestidad y demás valores que ya cayeron en desuso: Mi viejo.

 

Espero les haya gustado y servido.

 

Cariños a todos.